sábado, 13 de octubre de 2012

Diversidad cultural en puebla


La ciudad de Puebla se encuentra en una zona cercana al estado de Tlaxcala y a unas horas de la Ciudad de México. Esta bien comunicada por carreteras federales y autopistas; entre ellas las más importantes son: la autopista México-Puebla (127 km) la autopista Puebla-Orizaba, la carretera federal 129 a Teziutlán, la autopista Amozoc-Perote y el bulevar Puebla-Amozoc.
Puebla cuenta con un aeropuerto internacional de poco uso localizado a 23 kilómetros al noroeste de la ciudad, en el municipio de Huejotzingo.
Puebla es la cuarta ciudad más importante del país en muchos aspectos, después del Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey. Puebla es una ciudad industrial y comercial, en donde sobresale la industria textil y automotriz. El comercio, ocupa la posición número 19 en América Latina y el séptimo a nivel nacional.
Entre sus principales productos, están los textiles, la cerámica, cristalería, azulejos y alimentos procesados.
Puebla es famosa por su cerámica de Talavera. Pero si de tradición gastronómica se trata, lo que nos viene de inmediato a la mente al hablar de Puebla son sus chiles en nogada, las chalupas, sus "cemitas" y por supuesto, el mole poblano. Todo un mosaico de delicias culinarias pueden hallarse por todo el estado y en sus diferentes municipios.
Como ícono representativo de la cultura nacional se encuentra La China Poblana, traje típico atribuido a una jovencita de nombre Mirra que llegó de Filipinas. Indumentaria con una mezcla de elementos orientales y nacionales.
Son diversas las fechas cívicas y sucesos históricos memorables, los que se celebran durante el año en Puebla. Uno de las más importantes es por supuesto el 5 de mayo, por la Batalla de Puebla
En el área metropolitana se encuentra la ciudad de Cholula, una de las más antiguas de América, la segunda en importancia después de Tenochtitlán. En San Andrés Cholula puede visitarse la pirámide más grande del mundo en volumen.

Siglo XX



Siglo XX
A principios del siglo XX los indígenas mexicanos eran más de la mitad de la población, su participación en la Revolución Mexicana pidiendo tierras y mejores condiciones de vida, se vio satisfecha sólo parcialmente con la (reforma agraria, creación de ejidos), pero continuaron siendo marginados y pobres. El zapatismo fue un movimiento fundamental que influye fuertemente entre los indígenas de zonas rurales, bajo el lema de La Tierra es de quien la trabaja.
En tiempo de la guerra de la independencia de 1810 encabezada por el padre Hidalgo, somos los indígenas que más sangre dimos por la independencia y libertad de nuestra patria. Pero después de esa guerra de independencia y de libertad los indígenas seguimos ocupando el mismo lugar de esclavos, de pobres, de humillados y olvidados, se ignoraron la sangre de nuestros caídos y la existencia de los que sobrevivieron. Entonces no hubo libertad ni independencia de los indígenas, solo se cambiaron de amos y señor. Luego la revolución de 1910, también somos los indígenas y campesinos los que más sangre y vida dimos por tierra y libertad porque fueron nuestros hermanos indígenas y campesinos los que pelearon con valentía y heroísmo sin temor de perder más que la propia vida. Pero después de esa revolución tampoco hubo tierra ni libertad para los indígenas y campesinos. Los que asumieron el poder a nombre de la revolución después del asesinato de nuestro general Emiliano Zapata también se olvidaron de los indígenas.
Durante este siglo, Diego Rivera pintó la re valorización de los pueblos indígenas de México de manera muy radical, surgieron fuertes sentimientos indigenistas y un xenofobismo hacia los hombres blancos como principales culpables de eterno sufrimiento de los estos mexicanos más desfavorecidos por las políticas nacionales. Muchos intelectuales mexicanos trababan de buscar en el indigenismo una base de la identidad nacional.

jueves, 11 de octubre de 2012

Independencia de Mexico




La Independencia de México fue la consecuencia de un proceso político y social resuelto por la vía de las armas, que puso fin al dominio español en los territorios de Nueva España. La guerra por la independencia mexicana se extendió desde el Grito de Dolores, el16 de septiembre de 1810, hasta la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, el 27 de septiembre de 1821.
El movimiento independentista mexicano tiene como marco la Ilustración y las revoluciones liberales de la última parte del siglo XVIII. Por esa época la élite ilustrada comenzaba a reflexionar acerca de las relaciones de España con sus colonias. Los cambios en la estructura social y política derivados de las reformas borbónicas, a los que se sumó una profunda crisis económica en Nueva España, también generaron un malestar entre algunos segmentos de la población.
La ocupación francesa de la metrópoli en 1808 desencadenó en Nueva España una crisis política que desembocó en el movimiento armado. En ese año, el rey Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de Napoleón Bonaparte, que dejó la corona de España a su hermano José Bonaparte. Como respuesta, el ayuntamiento de México —con apoyo del virrey José de Iturrigaray— reclamó la soberanía en ausencia del rey legítimo; la reacción condujo a un golpe de Estado contra el virrey y llevó a la cárcel a los cabecillas del movimiento.
A pesar de la derrota de los criollos en la Ciudad de México en 1808, en otras ciudades de Nueva España se reunieron pequeños grupos de conjurados que pretendieron seguir los pasos del ayuntamiento de México. Tal fue el caso de la conjura de Valladolid, descubierta en 1809 y cuyos participantes fueron puestos en prisión. En 1810, los conspiradores de Querétaro estuvieron a punto de correr la misma suerte pero, al verse descubiertos, optaron por tomar las armas el 16 de septiembre en compañía de los habitantes indígenas y campesinos del pueblo de Dolores (Guanajuato), convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla.
A partir de 1810, el movimiento independentista pasó por varias etapas, pues los sucesivos líderes fueron puestos en prisión o ejecutados por las fuerzas leales a España. Al principio se reivindicaba la soberanía de Fernando VII sobre España y sus colonias, pero los líderes asumieron después posturas más radicales, incluyendo cuestiones de orden social como la abolición de la esclavitud. José María Morelos y Pavón convocó a las provincias independentistas a conformar el Congreso de Anáhuac, que dotó al movimiento insurgente de un marco legal propio. Tras la derrota de Morelos, el movimiento se redujo a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz.
La rehabilitación de la Constitución de Cádiz en 1820 alentó el cambio de postura de las élites novohispanas, que hasta ahí habían respaldado el dominio español. Al ver afectados sus intereses, los criollos monarquistas decidieron apoyar la independencia de Nueva España, para lo cual buscaron aliarse con la resistencia insurgente. Agustín de Iturbide dirigió el brazo militar de los conspiradores, y a principios de 1821 pudo encontrarse con Vicente Guerrero. Ambos proclamaron el Plan de Iguala, que convocó a la unión de todas las facciones insurgentes y contó con el apoyo de la aristocracia y el clero de Nueva España. Finalmente, la independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821.
Tras esto, Nueva España se convirtió en el Imperio Mexicano, una efímera monarquía católica que dio paso a una república federal en 1823, entre conflictos internos y la separación de América Central.
Después de algunos intentos de reconquista, incluyendo la expedición de Isidro Barradas en 1829, España reconoció la independencia de México en 1836, tras el fallecimiento del monarca Fernando VII.



Origen del término indio

Cristóbal Colón llegó a América el 12 de octubre de 1492 y, tras desembarcar en la isla de Guananí  en el archipiélago de las Bahamas, creyó haber llegado a alguna isla cercana a la India. El almirante llamó indios a los pobladores de la isla, aunque en realidad se trataba de taínos, y para ser más específicos, se trataba de lacayos  Lo que no imaginaba Colón es que al bautizar a los habitantes de Guanábana con ese nombre y luego hacerlo general para todos los habitantes de las islas y tierra firme que fue pisando en sus viajes también estaba bautizando a innumerables pueblos de los cuales probablemente nunca tuvo noticia. Entre estos pueblos desconocidos están los mesoamericanos, oasis americanos y aridoamericanos y los descendientes de todos ellos, pobladores del territorio que en la actualidad conocemos como México.

El término indio y sus derivados, como indígena, se emplean comúnmente para designar a los individuos pertenecientes a los pueblos originarios de América, aunque el término correcto es "indígena" y no indio. El hecho de que también sea empleado a modo de insulto entre y por los grupos centrales de las sociedades latinoamericanas es revelador de su carácter como designación de un conjunto de personas que se ubican en la periferia de la estructura social. Llamar a una persona indio es equivalente, en ciertos contextos, a calificar despectivamente a una persona como pobre, ignorante, gente sin razón. El significado social del término tiene una dimensión histórica que comienza precisamente en el tiempo del descubrimiento de América por parte de los europeos.

Pueblos indígenas de México


Los pueblos indígenas de México son las colectividades que asumen una identidad étnica sobre la base de su cultura, sus instituciones y una historia que los define como los pueblos autóctonos del país, sucesores de las sociedades mesoamericanas. El Estado mexicano reconoce a los pueblos indígenas al definirse en su Constitución Política como una nación pluricultural fundada en sus pueblos indígenas. De acuerdo con un cálculo del Instituto Nacional Indigenista (INI, actualmente Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas CDI), en 1998 la población indígena era de aproximadamente doce millones de personas, que correspondían a 11% de los mexicanos en 1995.
En contraste con otros países de América Latina, donde los pueblos indígenas corresponden en su mayoría a un solo grupo lingüístico, cuyo idioma ha sido elevado a la categoría de cooficial en compañía del español, en México existen alrededor de 65 pueblos indígenas que hablan entre sesenta y dos y más de una centena de lenguas diferentes (dependiendo de la fuente consultada).
Como parte de las leyes de derechos lingüísticos de los pueblos indígenas, que son leyes reglamentarias del artículo 2º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, las lenguas de estos pueblos son reconocidas como lenguas nacionales, en la misma categoría que el español, pero en la práctica su uso oficial está extremadamente limitado: publicación de algunas leyes, educación bilingüe en los niveles más bajos, publicación de materiales de divulgación, ocasionalmente estaciones radio difusoras transmitiendo, parcial o totalmente, en lengua indígena y algunos sitios de Internet.
En México, la población indígena está distribuida por toda la nación pero se concentra especialmente en la sierra Madre del Sur, la Península de Yucatán y en las zonas más remotas y de difícil acceso, tales como la Sierra Madre Oriental, la Sierra Madre Occidental y áreas vecinas a éstas, no es numerosa la población indígena en México debido al mestizaje, pero la presencia de los nativos mexicanos dentro de la identidad nacional está muy presente por el alto desarrollo de las culturas mesoamericanas. La población mestiza de México se ve fuertemente influenciada e identificada por el indigenismo a diferencia de otras naciones con contingentes indígenas.
El estado con mayor población indígena es Oaxaca aunque mucho de ella ha emigrado y el que tiene mayor población indígena viviendo en su propio territorio es Yucatán. Grupos étnicos como los zapotecos, mayas, nahuas, purépechas, mixtecos, yaquis, kikapúes y otomíes han logrado mejorar sus condiciones de vida y se han adaptado fácilmente a la cultura del comercio y la globalización; a pesar los esfuerzos realizados por diferentes organismos gubernamentales y no-gubernamentales en pro del reconocimiento legal de la cultura y de la calidad de vida de los pueblos originarios de México, existe aún en otros grupos indígenas con un alto grado de marginación, discriminación, desnutrición y pobreza extrema que los está llevando a la extinción de su cultura.